El diario Olé resume el aplastante tres a cero justamente con tres palabras: TRISTEZA SIN FIN. El final de la nota de Facundo Quiroga es inobjetable: "Argentina, por puro compromiso, empujó hacia la nada. Iba sin saber a dónde y terminó encerrado en un callejón oscuro, confundido, expuesto a un cachetazo histórico, de esos que duelen en el alma".
La Selección no le encontró nunca la vuelta al partido y cayó sin respuestas ante el equipo de Dunga. Julio Baptista abrió la cuenta temprano, Ayala aumentó en contra y Alves selló la goleada en el complemento. El conjunto de Basile tuvo momentos de brillo en la Copa América, pero al igual que en 2004 perdió la final contra su máximo rival.
Triste final para Argentina en la Copa América. Porque se fue vapuleado, por Brasil nada menos, después de 90 minutos de impotencia, de dudas, de confusión, de la nada misma. Atrás, bien lejos, quedó ese equipo que había llegado aquí como candidato, a partir de su fútbol elegante, de su contundencia, del respeto que se hacía ganar en la cancha... Hoy Argentina no tuvo vida. En el fondo acumuló errores, en el medio no hizo pie y arriba pasó inadvertida. Su rival, en cambio, aplicó a la perfección el plan de juego, le metió tres e incluso hasta mereció algún otro. Lo peor de lo peor, justo en el momento ideal para cortar la pesada cruz de 14 años sin títulos.Mala señalNi el más entusiasta brasileño imaginó arrancar de ese modo. Porque todavía se estaba armando el partido cuando Argentina recibió un golpe letal, de los que mueven en serio la estantería. Messi, después de bajar una pelota imposible en la mitad de la cancha, dejó corto el pase siguiente y de la nada se fabricó la contra que terminó en el gol de apertura. Baptista picó con el perfil cambiado sobre el sector izquierdo del área grande y Ayala dudó en salir a encimarlo. Ahí pagó caro, porque dio un margen que su rival, muy atento, aprovechó para sacar el derechazo al ángulo. ¿Abbondanzieri? A mitad de camino, sólo la miró entrar. Se jugaban 4 minutos.Un cimbronazo para sacudir al más pintado. En una final, para colmo. Argentina, sin embargo, trató de dar rápido vuelta la hoja. Riquelme, una vez más, puso la pelota en su suela, la distribuyó hacia los costados, fabricó espacios y también aguantó las patadas. Casi enseguida viene el empate. Messi encaró dentro del área y por poco no lo tocan. Llegó al fondo, se la puso en la cabeza a Verón, quien lo vio entrar de frente a Román. Y el zurdazo del 10, a la carrera, rebotó en el palo. De los mejor, a nivel colectivo, del equipo en el campeonato.Brasil, claro, empezó a jugar tranquilo, sin responsabilidad y sabiendo, nada menos, que el resultado lo conducía al título. Cerró aún más su defensa y sus intentos se potenciaban a partir de los problemas en la marca que tenía la Selección. Zanetti iba y le costaba volver; Ayala no lograba controlar los pelotazos cruzados para Baptista; Milito se complicaba por los cruces; y a Heinze lo desbordaba Maicon.Empezaba la confusión que no terminaría nunca. Atrás, sobre todo, pero tampoco Román agarraba la pelota en el medio y cuando la tenía, sólo Messi (encimado y todo) se le acercaba para descargar. Tevez iba de punta a punta por el frente de ataque, aunque entre Alex y Juan lograron, de manera alternada, no dejarlo dar vuelta.Basile, en la previa, había pronosticado un ritmo lento por el calor, algo que no ocurrió en la primera media hora. Argentina, obligada por la desventaja, trató de acelerar de tres cuartos de cancha hacia delante, pero le faltó profundidad. El empate, igual, parecía estar al caer. Lo merecía Argentina y casi lo grita a los 35 minutos. Tevez trabó una pelota en la medialuna que quedó dando vueltas en el borde del área. Riquelme apareció otra vez libre y le dio a colocar con la parte interior del pie derecho. El arquero, pese a que estaba tapado, voló de palo a palo y la sacó como pudo.Era una situación de peligro, porque la desesperación por ir siempre hacia arriba dejó profundos huecos atrás. Y se sabe, Brasil es Brasil, tenga los nombres que tenga. Otra réplica y el seleccionado quedó patas para arriba: Alves, después de ganarle las espaldas a Heinze, la cruzó fuerte al área chica, donde Ayala se la llevó por delante y lo descolocó a Abbondanzieri con un despeje que se coló en el rincón. 2 a 0 exagerado, quizás, pero realista y a la vez problemático para los de Basile.Hacía falta encontrar el descuento rápido en el segundo tiempo para no dejar que Brasil se relaje y saque lo mejor suyo de adentro. Siguieron jugando los mismos, en su clara señal de confianza. Aún sin profundidad, la fórmula ofensiva fue la misma. Sin el clásico 9 de área, el equipo dependía de los arranques de Messi o de la guapeza de Tevez. Muy poco ante un adversario que, a medida que pasaban los minutos y con varios metros por delante para hacer circular el balón, se fue haciendo fuerte. Porque entró en el juego que más le convenía y además porque Argentina, impotente, cometía un error tras otro.Entró Aimar por Cambiasso, con poco más de media hora por delante. La idea era encender a Riquelme y a Verón, quienes no lograban imprimirle fútbol al andar del sleccionado. Y no hubo caso, los caminos de búsqueda pasaban por meterles pelotazos a los petisos de arriba. Elemental, perdieron siempre.Lo más preocupante era que no aparecían situaciones netas. Pudo llegar el descuento en una jugada que primero lo tuvo Aimar, después Messi y enseguida Tevez. Nada, tampoco.Del gol ni noticias y a Basile se le acaban las variantes. Puso a Lucho González, sacó a Verón. Olía mal la cosa y Brasil se aseguró el título en otra salida fulminante de sus volantes. Vagner Love la colocó en profundidad para Alves y el remate cruzado bajó la cortina. Argentina, por puro compromiso, empujó hacia la nada. Iba sin saber a dónde y terminó encerrado en un callejón oscuro, confundido, expuesto a un cachetazo histórico, de esos que duelen en el alma.
En el ganador todo es alegría. El diario Lance indica: BRASIL GOLEA A ARGENTINA Y ES BICAMPEÓN DE LA COPA AMÉRICA. La selección consiguió un 3 a 0 y Dunga factura su primer título como entrenador en su primera competición oficial.
La Nación se lamenta sin reparos: OTRA DERROTA QUE DUELE EN EL ALMA
MARACAIBO.- El escenario era el ideal. La Argentina llegaba a la final jugando bien y se enfrentaba con su verdugo de la última Copa en 2004. Estaban dadas las condiciones para vengar aquella dolorosa derrota por penales en la final de este mismo torneo tres años atrás. Sin embargo, el fútbol tiene siempre sorpresas. Brasil dio la nota y le ganó con justicia el partido decisivo al conjunto albiceleste. La magia de Messi y Riquelme, la dosis de fortuna y el juego asociado que venía apareciendo durante todo el certamen el conjunto nacional no llegó en el momento más importante. Si bien se encontró muy rápido en desventaja, el equipo de Basile nunca dio señales de recuperación y los brasileños lo aprovecharon. El partido. Brasil abrió la cuenta a los 3' de modo sorpresivo, un mal pase de Messi hacia el medio permitió un largo pelotazo de Elano que Julio Baptista controló apenas pisando el área grande para girar ante la marca leve de Ayala y despedir un violento remate alto que dejó estático al arquero Roberto Abbondanzieri. La reacción argentina no se hizo esperar: Messi desbordó por derecha y Verón bajó el centro de cabeza para Riquelme, cuyo violento remate de zurda, dentro del área, se estrelló en un poste.Un despeje agónico de Javier Zanetti, tras gran desborde de Maicom, evitó a los 17' el segundo gol de un Brasil que precisaba apenas de tres toques para contragolpear con peligro, aunque Argentina estuvo otra vez al borde del empate a los 34', cuando Doni salvó en gran forma un nuevo disparo de Riquelme.Sin merecerlo, pero confirmando su gran eficacia, Brasil anotó su segundo gol: Daniel Alves, que había ingresado por el lesionado Elano (reemplazante del suspendido Gilberto Silva), escapó por derecha tras combinar con Robinho y su centro sobre el área a media altura fue despejado por Ayala contra su propio arco y con Abbondanzieri otra vez sin nada que hacer. Brasil demoró el juego y abusó de las faltas (sufrió cinco amonestaciones) para frenar los débiles intentos de Argentina, que recién a los 18' del segundo tiempo volvió a crear peligro, con un doble rebote dentro del área, ya con Pablo Aimar en el campo, en lugar de Esteban Cambiasso.Brasil, aún cuando el goleador Robinho (autor de seis tantos) no jugó bien, fue letal de contragolpe: a los 68' escapó Wagner Love, habilitó con gran pase a Daniel Alves y el remate cruzado del lateral del Sevilla venció la salida de Abbondanzieri. La Argentina fue pura impotencia en los minutos finales, aunque a los 80' le fue anulado un gol a Messi por una posición adelantada inexistente, mientras Brasil siguió llevando peligro real en cada contragolpe y llevándose el título con toda justicia.
CLAVES
Desde el vestuario. El equipo de Dunga marcó el primer gol a los 4 minutos del primer tiempo y pudo jugar en el esquema que le quedó más cómodo: bien armado en el fondo y saliendo de contraataque. La Argentina nunca le encontró la vuelta al cerrojo de la defensa verdeamarela. Ganó en lo táctico. El mediocampo brasileño cortó siempre cuando los jugadores hábiles del equipo albicelestes intentaban pasar con peligro al ataque. Funcionaron las marcas sobre Riquelme y Messi, los dos hombres encargados de generar fútbol para el equipo de Basile.
DESTACADOS
Roberto Ayala. El Ratón no querrá recordar este partido. Falló en la marca en el tanto de J. Baptista, y en el segundo, mandó el balón directo a la red. Se sintió la falta de presión en la defensa argentina.
Riquelme y Messi. Hasta la final, eran las figuras argentinas de la Copa. Hoy estuvieron en la cancha, pero el nivel que mostraron fue realmente bajo. No gravitaron y la Argentina notó sus ausencias.
La revista El Gráfico lo dice en portugués: TRISTEZA NAO TEM FIN
La ilusión argentina volvió a chocar con Brasil, que en la final ganó 3-0 (Baptista, Ayala en contra y Alves) y se quedó otra vez con la Copa.
No pudo ser. Otra vez la misma historia. Otra vez una Copa jugada en alto nivel y a veces hasta con lujos. Y otra vez el gran rival que no había demostrado gran cosa pero que en la final amarga a Argentina.Ni Messi, ni Riquelme, ni Tevez... Nadie. No hubo quien pudiera con Brasil, que a esta altura, y hay que decirlo, pasó a ser el papá de la selección. Le ganó la final en este mismo torneo hace tres años, cuando parecía que estaba todo dado para que la consagración fuera celeste y blanca. Le volvió a ganar, con baile, un año después en la definición de la Copa de las Confederaciones. Y hoy, en Venezuela, otra vez la misma cantinela.El golpe lo dio de entrada Julio Baptista y ya a los 4 minutos el Scratch estaba arriba gracias a un derechazo cruzado del delantero del Arsenal que el Pato Abbondanzieri no pudo contener.Lo pudo empatar rápido el equipo del Coco, pero no... A los 8 minutos, una buena jugada de Messi por derecha terminó en centro y Verón bajándola de cabeza para la entrada de Román, que le dio violento de zurda. El palo la devolvió, y esa fue una muestra clara de que hoy la suerte tampoco estaba del lado argentino.A los 34' Doni le volvió a negar la igualdad a Riquelme y cinco más tarde llegó el inesperado segundo gol: centro de Maicon desde la derecha y Ayala que la mete en contra cuando quería despejar. Se esperaba una Argentina volcada con todo sobre el campo brasileño en el segundo tiempo, pero los players de Basile jamás encontraron el juego de otros partidos y nada pudieron hacer ante un rival que concretó a la perfección su trabajo: defendió bien con dos líneas de cuatro y lo liquidó de contragolpe.Por esa vía llegó el golpe de nocaut a los 23' del complemento, por medio de Dani Alves. El Coco mandó a Aimar y Lucho, pero la maniobra fue más bien un manotazo de ahogado que una chance concreta de revertir la cuestión.Brasil festeja y Argentina sufre. Sí, otra vez igual. Síntesis
Argentina: Abbondanzieri; Zanetti, Ayala, Milito, Heinze; Verón (ST 21’ Luis González), Mascherano, Cambiasso (ST 13’ Aimar); Riquelme; Tevez y Messi. DT: Alfio Basile. Brasil: Doni; Maicon, Juan, Alex y Gilberto; Mineiro, Josué, Elano (PT 32’ Daniel Alves) y Julio Baptista; Robinho (ST 45’ Diego) y Vágner Love (ST 44’ Fernando). DT: Dunga.
Amonestados: Alex, Mascherano, Doni, Gilberto, Baptista, Tevez Arbitro: Carlos Amarilla (Paraguay). Estadio: José Encarnación "Pachencho" Romero.
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